Carmelo Álvarez era uno de los consentidos en el sector El Paso, de su ciudad natal, Los Teques.
Se inició en el deporte
participando en caimaneras de beisbol, baloncesto, y voleibol, especialidad en
la que resaltó como rematador.
Intervino con éxito en
competencias locales, y representó a Guaicaipuro en eliminatorias estadales, en
las que permanentemente ocupábamos un lugar en el podio.
Pero luego se cambió para el atletismo, en el que brillaba en pruebas de pista, concretando resonantes triunfos, y con gran frecuencia, en la categoría máster.
Para su preparación,
contó con los consejos de experimentados maestros, como José “Camejito” Camejo
y Elio Hernández, además de su hija Carmen, una de las mejores velocistas
venezolanas.
Carmelo fue 5 veces
campeón nacional de los 100 y 200 metros planos, en la segunda mitad de los
años 90, en la categoría F, logros que dejaron muy alto el nombre de Miranda
frente a delegaciones de todo nuestro país, incluyendo a las de Lara, Carabobo,
y Distrito Capital, con las que manteníamos muy seria rivalidad.
Además, contribuyó con
otros tantos lauros de la gris y amarillo en los relevos 4 x 100 metros,
aportes que nos llevaron a ocupar el primer lugar en Venezuela durante un
quinquenio.
Y vestido de vinotinto
demostró que también era el número 1 en gran parte de nuestro continente,
imponiéndose en los torneos suramericanos de Chile 1998 y Argentina 1999.
“Miranda y Venezuela son
lo máximo”, decía.
Desafortunadamente, Carmelo
Álvarez ya no está físicamente con nosotros.
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