Irma Arias se inició desde muy pequeña en el atletismo con el inigualable maestro Elio Hernández, quien como a muchas otras niñas de Los Teques iba a buscar a la escuela para llevarla a entrenar a la única pista existente, y que él mismo había construido en el Estadio Guaicaipuro.
Irma, por su estatura, fue muy buena corredora, pero su sabio maestro también le sacó provecho a esa condición para que resaltara en las pruebas de campo.
Unas de sus competencias favoritas eran los 400 metros, el salto largo, y el impulso de bala.
Sus logros son incontables en juegos deportivos escolares, y le valieron para ser llamada a integrar las selecciones de Guaicaipuro y Miranda durante todos los años 60, junto a figuras como Indira Galindo, Trinidad Castillo, y Carmen Álvarez, entre otras.
Pero Irma decidió un día cambiarse para el voleibol, especialidad en la que también rindió mucho por su tamaño y por su calidad. Brillaba con el voleo, pero mucho más con los remates.
Representó a Miranda tanto en campeonatos como en juegos deportivos nacionales juveniles, y por sus extraordinarios desempeños fue llamada a incorporarse a la selección de Venezuela, con la que destacó en diversos eventos.
Irma se casó con Francisco “Kiko” Carpio, otro fenomenal deportista de esta tierra, y su hijo, Francisco Jr., es basquetero, y muy bueno, por eso se destacó en repetidas ocasiones en torneos municipales y estadales.
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