La tequeña Carmen Álvarez destacó en el atletismo y fue una auténtica verduga en las pruebas de velocidad.
Para su preparación contó
con los consejos del inigualable maestro Elio Hernández, quien la consentía mucho
por su disciplina y talento.
Se inició, como muchas
otras grandes de las pistas, en competencias escolares, en las que brilló
bastante. Por eso fue llamada a integrar las selecciones del municipio
Guaicaipuro, cuyos colores defendió con éxito en las fases estadales
correspondientes a los Juegos Deportivos Estudiantiles de los años 1969 y 1970.
Continuó entrenando con esmero en una improvisada pista que su entrenador construyó en el Estadio Guaicaipuro, en la ciudad del clima ideal, y en el año 1971 fue invitada a formar parte de la selección del estado Miranda que esa misma temporada intervino en el Campeonato Nacional de Atletismo, efectuado en Maracay.
Para sorpresa de todos, excluyendo, por supuesto, a su experimentado instructor, la delegación de Miranda, integrada en su mayoría por los hijos e hijas del cacique Guaicaipuro, se tituló campeona, con mucha ayuda de su corredora estelar Carmen Álvarez, quien conquistó tres medallas de oro, además de la que obtuvo en el relevo 4 x 100.
Así esta formidable
atleta comenzó a resaltar, y para siempre, en cada pista de Venezuela.
Pero llegó el día en que
dejó de competir para dedicarse a la enseñanza. En Los Teques, su pueblo natal,
es frecuente verla trabajar con las más jóvenes, a quienes obsequia cada semana
una gama de conocimientos.
En el Complejo Deportivo
Elio Hernández, de El Paso, labora sin descanso dirigiendo los entrenamientos
de quienes algún día serán tan buenas corredoras como lo fue ella.
Una de esas pupilas es
Natasha Martínez, quien con apenas 13 años de edad concretó resonantes triunfos
en casi todo el país, especialmente en pruebas de fondo. Luego, de adolescente,
se coronó campeona suramericana de pentatlón militar, entre otros logros.
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