José Miguel “Chemi” Castro fue un pilar para el deporte venezolano. Desafortunadamente, ya no está físicamente con nosotros.
Vivía en la capital mirandina, en el sector El Vigía, y como a casi todos
los muchachos, le encantaba jugar beisbol, fútbol, baloncesto, también voleibol.
Cuando adolescente, incluyó el boliche, que lo disfrutaba en el desaparecido
Club Miranda.
Además, fue muy buen jugador de bolas criollas. Disputó muchos partidos
contra su pana Jesús Díaz Morales, en las canchas de La Estación, que estaba
ubicada en la avenida Bermúdez, y en la del Parque Cecilio Acosta.
Pero cuando se hizo adulto, debió apartarse un poco de la práctica deportiva, para cumplir con sus compromisos laborales. Durante más de tres décadas se levantó tempranito para viajar a Caracas, pues prestaba servicios en el Instituto Nacional de Deportes.
Su área era la de protocolo, en la que se lucía en toda clase de eventos.
Era meticuloso, se encargaba de supervisar cada detalle, por lo que los actos
que él organizaba eran los mejores.
En juegos nacionales, los recorridos de la antorcha por cada entidad, eran
una fiesta, pues tenían el sello de calidad “Chemi”.
“El gobierno y las empresas privadas tienen que invertir más dinero en
deporte, pues así se gastará menos en salud, en cárceles, y en equipos para la
policía. Además, es seguro que tendremos un país mejor. Eso es matemático”,
aseguraba.
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