El pequeño Ernesto Aparicio, como muchos otros muchachos de Maracaibo y del resto del país, se enfiebró con el beisbol. Su carrera como atleta la desarrolló en tierra zuliana, y la de entrenador, en Los Teques. Era vecino de la calle 19 de Abril. Desafortunadamente, ya no está físicamente con nosotros.
En uno de los primeros encuentros que recordó haber jugado, cuando estaba
cubriendo la tercera avanzó para atacar un rolling y la pelota, que era de
papel panorama (periódico) mojado, forrada con teipe, y bateada con un palo de
escoba cortado más o menos por la mitad, picó en una grieta de la calle y
durísimo le pegó en el ojo izquierdo, produciéndole un intenso dolor y unos
pocos minutos más tarde tremendo moretón.
El muchacho que bateó se embasó, pero Ernesto continuó jugando, aguantando el malestar, y como un pelotero profesional que se creía, defendió su posición hasta que su equipo se impuso 15 carreras por 3.
“Claro que otras partidas se perdían, pero la mayoría las ganaba el equipo
de mi cuadra y por abierto margen”. Creció en El Milagro, Santa Lucía, cerca
del Palacio Roncaggiolo.
Luego de varios años, y junto a su hermano Luis, le llegó la hora de entrar
a un equipo de beisbol organizado, el Atlético BBC, propiedad de Luis A. Blanco
Chataing, uno de los participantes en el Campeonato 1927-1928 de la Liga
Zuliana.
Ernesto contribuyó mucho con su guante y con su bate para que ese club se
titulara campeón en esa misma temporada.
Por la indescriptible emoción que les produjo aquel triunfo, ambos acuerdan
fundar su propio equipo, el Gavilanes BBC, y deciden intervenir en la Liga de
Beisbol de Caracas, que estaba por arrancar el torneo 1929.
Luego de ganar cómodamente el campeonato en la capital del país, el
Gavilanes BBC retorna a Maracaibo para imponerse también en el Torneo de la
Liga Zuliana, apoderándose de la Baby Copa, prestigioso premio otorgado por la
firma Mc Gregor & Co.
Carabobo quiere medirse al Gavilanes BBC
Era tan bueno el equipo Gavilanes BBC, que una vez Ernesto Aparicio recibió
la invitación del estado Carabobo para ir a jugar contra su selección, a la que
humillaron 13 carreras por 2 frente al menos 3.000 espectadores.
Al día siguiente, los carabobeños quieren sacarse ese clavo y piden al
Gavilanes BBC que se enfrente al Magallanes. Ernesto aceptó el reto, y a pesar
del cansancio por la jornada anterior, lo ganó 9 carreras por 1.
Las familias Carratú y Salomón, dueñas de la nave turca en aquel tiempo, quedaron impresionadas por las victorias de la novena zuliana, y Ernesto fue contratado por ellas para que les dirigiera su equipo.
Ernesto estuvo poco tiempo cumpliendo con esa responsabilidad, pues quería continuar ganando con sus Gavilanes, y como era de esperarse, lo logró. Sus muchachos fueron unos auténticos verdugos en los años treinta, cuarenta, y cincuenta. Entre 1933 y 1952 conquistaron 12 torneos de la Liga Zuliana, y en la Liga Occidental ganaron dos campeonatos entre 1954 y 1957.
Ernesto Aparicio domina al poderoso Cervecería Caracas
Otro triunfo muy importante en la carrera de Ernesto Aparicio fue el
alcanzado en la Temporada 1946-1947 de la Liga Venezolana de Beisbol
Profesional, cuando dirigiendo al Vargas BBC se impuso en la final al favorito
Cervecería Caracas. El Vargas BBC avanzó a la serie decisiva luego de
clasificar en la cima con 11 ganados más 7 perdidos en la primera vuelta, y de
tercero en la segunda vuelta con 6 ganados más 12 perdidos.
El Vargas BBC se tituló campeón al vencer tres juegos a uno al equipo
capitalino, dirigido por José Antonio Casanova.
Ernesto Aparicio funda su escuela de beisbol en Los
Teques
Ernesto Aparicio abandonó su trabajo como mánager en el año 1959 y se
radica en Los Teques, atendiendo una invitación que le hiciera el desaparecido
Manuel Mota – entonces director del Instituto Nacional de Deportes seccional
Miranda – quien lo contrata como entrenador.
Se funda la Escuela de Beisbol Menor Ernesto Aparicio, que tenía su sede en
el Estadio Guaicaipuro, en donde formó a extraordinarios peloteros como Oswaldo
Guillén, Antonio “Potro” Álvarez, y al desaparecido Gustavo Polidor.
En su escuela además preparó a otros buenos jugadores que no se hicieron
famosos en el beisbol profesional, como Héctor Mezones, Arturo Silva, Freddy
Pérez, y Giovanni Tiberi, igualmente a varios que decidieron hacerse
entrenadores como su maestro, entre ellos Ulises “Cachapa” González, Pedro
Mijares, y el gordo José Tabares.
Gracias a los conocimientos que adquirieron, estos instructores formaron a
una magnífica camada de jugadores como Richard Paz, Álex Londoño, y Alexis
Molalla, quienes se destacaron en la pelota caliente rentada.
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