“Pepe” Pino entre los mejores tenismesistas

José “Pepe” Pino se inició en el deporte desde muy niño, cuando estudiaba primaria en el Colegio San Felipe Neri, de Los Teques, su ciudad natal.

En esa institución se destacaba mucho, pues poseía cualidades naturales, en las clases de educación física, que eran dictadas en el desaparecido Parque Cecilio Acosta.  Y cuando terminaban, todavía tenía muchas energías, que descargaba practicando la lucha libre con compañeros de estudios que también amaban esa disciplina, entre ellos Pedro “Conga” Ramos, Carlos Acosta, y Alexander Ramos.

La preparación que recibió en ambas actividades le sirvió de mucho unos años más tarde, cuando adolescente, para destacarse en el atletismo.

Se recuerdan las carreras que realizaba desde el Parque Los Coquitos, por toda la avenida La Hoyada, atravesando los bloques de El Barbecho, para luego subir por la avenida Pedro Russo Ferrer hasta llegar a las Residencias Tiuna, por la carretera Panamericana. Ese largo y peligroso trayecto lo cubría, junto a su grupo, en apenas 70 minutos.

“Pepe” era muy rápido, y poseía gran resistencia, suficientes condiciones para convertirse en un gran maratonista, pero se decidió por el tenis de mesa.

Se formó y desarrolló como atleta en el Gimnasio Luis Navarro, junto a quien fuera el número 1 de Venezuela, su paisano Giovanni Tiberi, y otros muy buenos jugadores de la localidad.

Sus actuaciones con las selecciones de Miranda son incontables. Intervino en todos los campeonatos y Juegos Deportivos Nacionales realizados en la década de los 80.

Formó parte junto a Tiberi y Néstor Pérez, del poderoso trío mirandino que acabó, en Barquisimeto 1991, con la dictadura que mantenía el entonces Distrito Federal en los torneos de primera categoría.

Superior como maestro

“Pepe” cerró su ciclo como atleta para dedicarse a la preparación de las generaciones de relevo.

Ha formado a los mejores jugadores de nuestro país, entre ellos a su hijo Jonathan, quien luego de dominar las categorías pre infantil, infantil, junior, y juvenil, se consolidó como el mejor jugador de toda Latinoamérica en la máxima categoría.

Otro de sus pupilos es José Luis Baute.